Archivo Confidencial
Por Armando Vásquez A.
Viernes 15 de noviembre de 2024
El punto ciego de la discapacidad
EN SONORA Y DURANTE EL PRESENTE ciclo escolar 2023-2024, podemos contabilizar 38 mil 178 alumnos con discapacidad. En Preescolar son cuatro mil 872; Primaria, 21 mil 018; Secundaria cuatro mil 974, preparatorias seis mil 631 y Educación Superior 983.
Sobresalen en kínder, el Trastorno del Espectro Autista (TEA) con 652 y Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), 106. En primaria, TEA mil 358; Discapacidad intelectual (DI), mil once; TDAH, mil dos y Discapacidad Motriz (DM), 241.
En secundaria, DI, 823; TDAH, 542 y TEA 313. En la prepa, baja visión 913, DM 179; DI 227 y aptitudes sobresaliente 4 mil 731 capacidades que son aquellos que cuentan con habilidades que se destacan por encima del promedio en una o más áreas, que tienen necesidades específicas y requieren de atención diferenciada. A nivel universitario prepondera la baja visión 472, DM 171 y discapacidad sicosocial con 107.
La Comisión de Atención a Grupos Vulnerables del Congreso del Estado de Sonora manejó una convocatoria dirigida a todas las personas con discapacidad para participar en el Parlamento de Inclusión de Personas con Discapacidad cuyo plazo termina hoy. Tal convocatoria no es abierta, sino exclusiva.
Hay tres señalamientos que valen la pena dejar en claro:
Primero. – No se visualiza en tal proyecto a los papás y mamás que tienen hijos con diferentes tipos de discapacidades, sobre todo y en materia educativa a aquellos que padecen alguno de los trastornos de espectro autista, déficit de atención e hiperactividad y de déficit intelectual que, si vemos los numeritos del INEGI actualizados, son escasos quienes llegan a prepa y mucho menos a universidad.
Es un fenómeno que requiere de una investigación de fondo para saber cuál es el destino de estos jóvenes sonorenses y encontrar una solución a dicha problemática más allá del tratamiento en materia de salud. No hay escuelas de educación media básica, media superior y superior para discapacitados, mucho menos maestros especializados. Ni las habrá, por lo menos en México y a lo mejor en el mundo.
También debería investigarse la incidencia de baja visión en prepas y universidades. A lo mejor, de chamacos no se dan cuenta de la deficiencia visual, hasta que crecen.
Segundo. – Llama poderosamente la atención que en este ciclo en el caso de las prepas se localicen a cuatro mil 731 con aptitudes sobresalientes y que se enmarcan como discapacitados. Son aquellos que de niños muestran señales de curiosidad aguda, vocabulario avanzado para su edad, facilidad de aprendizaje, razonamiento rápido, liderazgo y confianza en sí mismos, gran memoria, creatividad y habilidad para adaptar o modificar ideas.
En preparatoria me tocó convivir con algunos de este tipo de estudiantes, que por desgracia su condición de discapacidad los llevó al consumo de drogas, abandono de la escuela, matrimonio de muy jóvenes, perdidos en algún tipo de trabajo de poca monta, con un destino que da coraje al ver su inteligencia y su capacidad de aprendizaje. Incluso, como obreros, además de drogos, son muy buenos para las matemáticas, es cosa de checar los talleres.
Es cuando saqué por conclusión que aquella área de orientación vocacional que definía el destino académico del alumno no servía para atender a estos chamacos tan vivos. Se debería considerar esta situación en un área especial de atención.
Y tercero. – Si es en serio este parlamento de aceptar ideas, debería ser abierto y más promocionado en la población en general pues las conclusiones que surgirán serán destinadas principalmente a la conformación de reglas de comportamiento de la sociedad, que no son malas, pero nunca suficientes.
De seguro pudieran generarse ideas como las siguientes:
a). – Obligar a quienes paseen en los parques a sus perros a que levanten y depositen los excrementos de su mascota en un lugar ex profeso bajo una decisión certera de que quienes utilizan una silla de ruedas sufren al ensuciarse las llantas.
b). – Respeto al área frontal de la casa –inclusive se debería de pintar de azul el trecho respectivo de la orilla de la banqueta–, pues es molesto que ese espacio lo ocupe un carro que no es de la familia y dificulte el traslado del discapacitado, sin pensar en la urgencia que pudiera requerir o que sea aprovechado por una ambulancia.
c). – Reglamentar la colocación conforme a las reglas internacionales de los semáforos pues los daltónicos (que todo lo ven en negro, blanco y gris) saben que, en los horizontales, de izquierda a derecha se encienden el rojo, amarillo y verde y en los verticales, de arriba hacia abajo son rojo, amarillo y verde. Cuando algún trabajador municipal coloca mal un semáforo, no piensa en ellos con las consecuencias respectivas.
d). – No hay un reglamento, pero debería haberlo, para que los hoteles de varios pisos de alto utilicen habitaciones de la planta baja para instalar a discapacitados cuando así se requiera. Cuando hay un temblor se cancela el uso del ascensor, se indica que utilicen las escaleras de emergencia y no hay rampas entre pisos. ¿Se imagina a alguien en silla de ruedas ante un siniestro?
e). – Y así habrá otras relacionadas con la condescendencia, favoritismos, ampliación de derechos, situaciones financieras, de trato gubernamental, de respeto ante el buylling que sufren durante su vida, el deterioro de las relaciones laborales al no poder calificar para ascensos o bien, la discriminación para encontrar trabajo, la lejanía e incomprensión familiar al convertirse en una carga y la soledad a la que forzosamente se deben someter para morir solos, como apestados, entre otros aspectos.
No piden dádivas, ni lástima, sino lo justo. En junio de 2022, en Sonora había 145 mil 473 personas con discapacidad. De ellas, 58,861 ya estaban registradas en la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores.
La parte discursiva se repite cada tanto tiempo, pero no existen espacios a los cuales los discapacitados puedan concurrir para encontrar una solución individualizada a sus problemas. Ejemplos sobran, pero un botón de muestra lo significa un amigo mío quien puede perder su casa al no poder seguir pagándola pues desgraciadamente pasó a formar parte de los desempleados por un problema de discapacidad, quien aún hoy se pregunta: ¿a quién acudir para que le ayude?
De conseguir empleo, ni hablamos. Nadie contrata discapacitados porque los menosprecian aún y cuando sean talentosos. Es la verdad, aunque suene dura esa conclusión.
EN FIN, por hoy es todo, el lunes le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorando en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…
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