Archivo Confidencial
Por Armando Vásquez A.
Lunes 11 de noviembre de 2024
Sociedad podrida, la tendencia…
LA CONDICIÓN HUMANA del mexicano le lleva, en ese espíritu mal llamado de supervivencia combinado con leperismo bajo y sin valores, a aprovechar cualquier coyuntura justificado en el esquema de que el que no “tranza no avanza”.
Ahora que destrozarán a los organismos autónomos –así como el manejo de las leyes–, que de alguna manera conformaban un control, una detente contra esa ambición, nos amplía el escenario de lo que se avecina.
Los políticos y funcionarios de Morena –y antes de otros partidos–, incrustaron en la mente ciudadana la percepción de que “todos roban” con una diferencia sustancial: hoy son más hipócritas y perversos desde el momento en que son descubiertos y son cobijados bajo el manto de la impunidad guinda que todo les perdona.
Con López Obrador no hubo un solo personaje público encarcelado por corrupción. Será la tendencia con Claudia Sheinbaum. El problema es que se convierten en ejemplo a seguir y derrama hacia el ciudadano que busca la manera de hacerse de más recursos a la mala. Se crea cultura.
En las empresas grandes, como el otrora VH o bien, Súper del Norte, se presentaron ejemplos insanos que atentaron contra dichos negocios hasta hacerlos desaparecer. Los gerentes, por ejemplo, aceptaban sobornos de sus proveedores para beneficio de una marca determinada que era un fracaso, o bien, se ponían de acuerdo con expendedores de combustible, como el gas, para surtir litros de 800 gramos. Y sume la lista de la pudrición. Así no se puede.
Si nos vamos a gobierno será posible observar la institucionalidad de la corrupción en el sistema, más allá de las clásicas mochadas para que un equis obtenga un permiso, concesión o cualquier otro producto gubernamental.
O también, allende al juego de intereses, esos que determinan la construcción de una obra de gobierno para favorecer de manera directa al propietario de un espacio terrenal. Y así podemos seguir.
Sin embargo, hay otro tipo de corrupción, también institucionalizada, de raíces profundas y que ninguno funcionario, hasta la fecha le pone, ni le pondrá un alto.
Veamos.
1.- Los sistemas de cobranza computarizados en México están hechos para cobrar uses o no uses el servicio. La Comisión Federal de Electricidad, por el solo hecho de estar en su listado de usuarios, te obliga a pagar una cantidad, aunque no consumas energía eléctrica.
Cuando usted construye una mufa y contrata el servicio, desde ese momento pagará por siempre, poco o mucho, eso depende. Pero supongamos que hizo el contrato (que, por cierto, ¿alguien ha visto y analizado uno?) y por alguna razón no consume al paso de los años lo cual no le importa a la CFE pues le siguen cobrando y lo peor, no hay dentro del sistema de contratación y cobro un apartado para cancelar el servicio –y detener la cuenta–, de la misma forma fácil que como se contrata vía internet.
La CFE cobra alegando que está conectado del poste. Y aunque corte el cable sigue el acumulamiento de deuda.
Lo mismo ocurre en los sistemas de cobranza del agua pues hay casas abandonadas cuya cuenta nunca se detuvo y hay adeudos de miles de pesos. Es igual que en CFE, no hay un botón de apagado para que dejen de cobrar al no haber consumo alguno y un espacio para ello en internet.
En este caso alegan que el cobro se realiza porque la casa está conectada a la red de agua y drenaje de la ciudad sin tomar en cuenta que es un punto que no se puede evitar.
¿A dónde va a parar ese dinero cuando forzosamente tenga que pagarse? Ese es el misterio.
Sigamos.
2.- Cuando viaje en carretera fíjese en el número de kilómetro y distancias. Verá que en ocasiones los números no son consecutivos, se brincan hacia adelante –80,82,84–, o bien las distancias son más cortas (kilómetros de 900 metros). No es casualidad. ¿Se imagina cuánto se roban directamente del presupuesto de construcción o mantenimiento al inflarse este dato en el país, estado o municipio? Se parece a los litros de 900 gramos de gas.
3.- En la construcción de obras –tanto de gobierno como de la IP, pero con mayor incidencia en el primero–, se realizan una serie de etapas. Una de las primeras es el movimiento de tierras para tender la cama ¿usted cree que las mediciones son las adecuadas y más cuando no es medible o fiscalizable el trabajo durante el proceso y se califica conforme al resultado final? Así como ésta, hay otras situaciones similares.
4.- Hay flujos impredecibles como el fallecimiento de jubilados y pensionados ¿quién se queda con ese dinero?, programas sociales manejadas vía becas con padrones inflados, como ya se ha denunciado, ¿y qué le parece la captación de recursos gubernamentales y su colocación en bancos, a qué bolsillos van los intereses que devengan esos capitales?… ¿y que me dice de los sistemas de control que de pronto dejaron de funcionar como aquellos que supuestamente debían ser obligatorios para desarrollar una adecuada contabilidad gubernamental?
5.- Esto sin contar con la venta de documentos de identificación –actas de nacimiento, defunción, matrimonio, del INE, licencias automovilísticas, títulos universitarios, escrituras de inmuebles–, de otros tipos de defraudación en todo lo relacionado a Hacienda, Conagua, Semarnap (estudios analíticos apócrifos, diferentes tipos de permisos, documentos judiciales) y por supuesto, hasta falsificables, como dinero, vales, bonos, etcétera.
Cuando se menciona que vamos al abismo no se trata nada más del daño causado por los tres poderes de la unión, tampoco de la corrupción imperante en los gobiernos, sino en la flexibilidad de valores de la sociedad cuya tendencia conlleva a que los malos van ganando la carrera y hay que adecuarse a la nueva modalidad podrida en la que el miedo a la ley se va desdibujando.
EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorando en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…
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