Archivo Confidencial
Por Armando Vásquez A.
Lunes 4 de noviembre de 2024
Radicalización, fortaleza de Trump
EN 2006 LA COMPAÑÍA de desarrollo de bienes raíces de Los Ángeles, Irongate Capital Partners, comenzó la preventa de un proyecto de lujosos condominios y un hotel, que supuestamente construiría junto con Donald Trump en Playas de Tijuana. El magnate inmobiliario y su hija Ivanka promovieron entonces el desarrollo como el nuevo Los Cabos, en un video disponible en Youtube.
En la tarde noche del 16 de junio del 2015, en la Trump Tower de Nueva York, el empresario Donald Trump anunció por primera ocasión su intención de competir por la presidencia de EU. Su mensaje lo potenció con los olvidados del gobierno y por primera ocasión mencionó a los mexicanos como culpables en gran parte del desastre económico (al acaparar empleos) y de seguridad (por ser violadores y narcos).
“Enmarcad mis palabras”, dijo al descender por la escalera de su rascacielos en la Quinta Avenida de Manhattan:
“Construiré un gran muro, y nadie sabe construir mejor que yo, creedme, y lo construiré a coste muy bajo. Construiré un gran muro en nuestra frontera sur y México pagará el muro”, prometió.
Para el 31 de octubre del 2016 la prensa publicó que decenas de defraudados demandaron a Trump y las empresas que participaron en la venta de condominios –cuyo valor oscilaba entre 350 y 900 mil dólares–, pues vendieron por adelantado tales espacios hasta acaparar 200 millones de dólares, pero no hubo pago ni de permisos al gobierno mexicano y mucho menos al fisco. Trump acusó que habían utilizado malamente su nombre y que él había sido el defraudado en México y quedaron volando los compradores. El caso aún está abierto pues todo se vendió en papel y no se construyó nada.
A partir del 20 de enero de 2017, cuando tomó posesión del cargo luego de vencer fácilmente a Hillary Clinton, el presidente Trump incorporó a su programa de gobierno el discurso populista antiinmigrante, proteccionista e intolerante hacia los mexicanos que enunció desde su campaña.
Del famoso muro, no logró más que impactar en más menos 700 y pico de kilómetros (al elevarlo a más de tres metros) de los tres mil 100 que conforman la frontera entre ambos países. En total son mil 126 los kilómetros que cuentan con una valla y el resto limitante lo conforman el río Bravo como se le conoce en México o Río Grande en EU.
En su segunda campaña por la presidencia señala una vez más que correrá de su país a 11.5 millones de indocumentados, la mayoría, mexicanos. La misma cantidad mencionada durante su gestión de 2017 a 2021 y que no hizo.
A Trump se le ha tachado de misógino en su trato con las mujeres, racista por cómo se maneja ante árabes y mexicanos, así como xenofóbico por su intolerancia a los chinos. Sin embargo, su actitud parece un blof, le dice a un amplio volumen de gringos lo que quieren oír para recibir sus votos bajo la consigna de su visión es regresar el respeto y el poderío a Estados Unidos que se ha perdido como nación bajo el mandato de Biden y en consecuencia de Kamala Harris. Le entiende a esto de la mercadotecnia política.
Como jugador de riesgo que es, Trump sabe que requiere darle a cada público el pedazo de queso en la cantidad necesaria, por ello abrió un espacio sustancioso con los latinos –luego del error cometido en su último evento–, al conocerse la amistad que tienen, sobre todo algunos de sus hijos hasta el nivel de compadrazgos, con hijos de empresarios latinos.
En la serie de puntos fuertes de uno y otro candidato, resalta que los votantes de Trump son más fieles y en el caso de Kamala van a la baja los votos de las minorías y de los jóvenes. Asimismo, su discurso es más cercano para muchos estadunidenses de tal forma que su perfil coincide con el de ese estadounidense que se encuentra “asustado” porque su país “esté perdiendo la supremacía en el mundo”, al día de hoy su imagen ronda la de un héroe luego del tercer intento de asesinato. Ah, y supo evitar la confrontación directa.
Trump busca volver a la Casa Blanca y recuperar el espíritu de su mandato, aquel que asegura que le fue robado en las elecciones de 2020. Harris, por su parte, espera poder continuar con el legado de la Administración Biden, aunque también busca convertirse en una apuesta diferente para dirigir la primera potencia del mundo. Y, sea como sea, ambos cuentan con grandes puntos fuertes y débiles de cara a la elección final.
El republicano vende la idea de que “el imperio americano está cayendo”, lo que supone un “declive de sus influencias” y Super Donald es el único que apela a revertirlo. Los analistas opinan: “Su gran fortaleza es disponer de un voto muy radicalizado y de una deriva de polarización importante. Un ambiente radicalizado siempre beneficia al más radicalizado de todos”.
EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorando en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…
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