Archivo Confidencial
por Armando Vásquez A.
Jueves30 de mayo de 2024
Sin democracia no hay libertad
SI TOMAMOS EN CUENTA el presupuesto del 2024 del INE y lo dividimos entre la lista nominal que ronda los 99 millones, el resultado son 225 pesos por cada voto, poquito más de trece dólares. En Estados Unidos es más menos doce dólares por sufragio, la diferencia es que allá el número de habitantes registrados para votar es 2.5 más grande que el mexicano.
¿Por qué es tan caro el voto en México?, no hay que ir lejos por la respuesta: la desconfianza. Ejercer la democracia tiene un costo económico visible que es mejor pagar que vivir en su contraparte, la tiranía o dictadura.
En 1946 se creó la Ley Federal Electoral, un año después se reformó el 115 constitucional para que se les otorgara a las mujeres el derecho a votar únicamente en las elecciones municipales y a instancias del PRI hasta el 55 se logró elevar el sufragio femenil de tal manera que las primeras senadoras, en una historia ya conocida, fueron Alicia Arellano de Pavlovich y María Lavalle Urbina.
En 1951 se registran nuevos partidos políticos y 22 años después desaparece la Comisión Federal de Vigilancia Electoral y en su lugar, el Congreso de la Unión aprueba la creación de la Comisión Federal Electoral. En este órgano participan con voz y voto, los representantes de todos los partidos políticos con registro legal.
Para 1977 el Gobierno Federal expidió la Ley de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (LOPPE), para que otras fuerzas no incluidas ingresaran a la vida institucional y luego de una década se introdujo el criterio de representación proporcional.
El hecho es que con Salinas inició la conformación del IFE –1990–, que contaba como presidente del Consejo General al Secretario de Gobernación. Vinieron algunas reformas y reglamentos internos, incluyendo consejeros ciudadanos, pero seguía bajo la batuta de un funcionario federal hasta que en el 96 se legisló otorgarle autonomía e independencia por completo del Ejecutivo.
Para el 2007 se conformó el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales que le otorgó al IFE 53 atribuciones para fortalecer la confianza y credibilidad ciudadana, pero fue hasta el 2014 que transmutó en INE con todas las características conocidas y que puede checar en este link: https://n9.cl/jb0e
Hace una semana, Enrique Krauze envió un mensaje a los jóvenes para que vayan a votar por primera o segunda ocasión de quienes, dijo, tienen la edad de nuestra democracia. Y tiene razón. https://n9.cl/2ymc0
Luego de 1996, el órgano electoral fue realmente autónomo, al cuarto año llegó la alternancia con Fox y no se detuvo. Mal que bien la democracia caminó, lo cual no significa gobiernos de excelencia, pero si perfectibles sobre todo al defender uno de los valores universales que va conjuntopegado con la democracia: la libertad, como diría Octavio Paz.
Si vemos países del ala populista, primero perdieron su espíritu democrático y luego su libertad: Cuba, Venezuela, Nicaragua y otros más.
De 1946 a 1996 fueron cincuenta años en los cuales México padeció la opacidad en su sistema electoral y poco a poco la confianza empezó a emerger lentamente, tan es así que aún hoy el voto por mexicano es caro en comparación a otros países y apenas hace unos años se empezó a experimentar con unos cuántos votos vía computadoras como ocurre con el sufragio de los mexicanos que viven en el extranjero.
Pero ahí sigue la carcomita. No se tiene la seguridad de dejar de imprimir papeletas y sustituirlas por el voto computarizado o electrónico lo cual reduciría encomiablemente el costo sobre todo porque se estaría eliminando del actual sistema a más de un millón de mexicanos como representantes de casilla, así como el personal capacitador y la estructura que ello conlleva.
Ni hablar de los ahorros por traslado, cuidado de los procesos electorales y tantos ámbitos que giran cada año al haber comicios en este país, por citar unos ejemplos.
Democracia también significa eliminar el acumulamiento de poder en un solo partido o persona. Otorga a su vez la certeza de cambiar de gobierno cuando no se cumplen las expectativas requeridas por el ciudadano y aleja la posibilidad de que el seleccionado no se sienta dueño del país y opte por el presidencialismo, control centralizado o tiranía para gobernar.
La sustentabilidad de la democracia también permite el reforzamiento de los órganos electorales que actúan como herramienta dual –no existe una sin los otros—y sobre todo frena cualquier intento de regresión a esquemas añejos que limitaban la autonomía.
La importancia del voto no reside nada más en el cambio de gobernante sino en la perfectibilidad del INE en este caso y en mantener todos aquellos valores cuya piedra angular, insisto, es la libertad.
EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorado en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…
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