Usaron al PRI, ahora buscan desaparecerlo
Bulmaro Pacheco
Domingo 17 de marzo de 2024
Dante Delgado Rannauro, el único dirigente en la historia del partido Movimiento Ciudadano —primero como Convergencia, en 1999—, fue diputado federal por el PRI representando a un distrito de Veracruz (1985). Sería después secretario de Gobierno de Fernando Gutiérrez Barrios (1986-1992) y gobernador sustituto (1988-1993) al ocupar éste la Secretaría de Gobernación en el gabinete del presidente Carlos Salinas.
Dante sería después secretario de Organización del CEN del PRI, embajador en Europa y funcionario del gabinete del presidente Ernesto Zedillo, de quien se separó al diferir sobre el manejo del conflicto con el EZLN en el estado de Chiapas.
Andrés Manuel López Obrador fue dirigente estatal del PRI en Tabasco a finales de década de 1980, en el gobierno de Enrique González Pedrero; incluso le compuso un himno al partido. Fue funcionario del gobierno federal en el Instituto Nacional Indigenista, con Ignacio Ovalle, y del Instituto Nacional del Consumidor, con Clara Jusidman.
Alfonso Durazo fue secretario particular de Luis Donaldo Colosio cuando era dirigente nacional del PRI. Sería también secretario del candidato a la Presidencia de la República hasta su muerte, el 23 de marzo de 1994. Durazo ocuparía después la Secretaría de Desarrollo Social en el gobierno de la Ciudad de México, con Manuel Aguilera Gómez, y la Dirección de Comunicación Social de la Secretaría de Gobernación —por algunos meses— con Esteban Moctezuma Barragán.
El Partido del Trabajo fue fundado en 1991 y su creación fue impulsada desde instancias gubernamentales ante el importante crecimiento logrado por el PRD —a partir de su fundación en 1989— como un desprendimiento del PRI encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas.
Se pensó que el PT contribuiría a bajarle la presión de los votos de las izquierdas al PRD, y postuló como su primera candidata presidencial en 1994 a Cecilia Soto González, que obtuvo 970,121 votos en unos comicios donde la participación alcanzó el 77% de la lista nacional de electores; algo que hasta la fecha no se ha repetido.
En la elección intermedia del 2015 el PT perdió el registro al no alcanzar el 3% de la votación nacional, pero meses después fue apoyado por el PRI, en una elección extraordinaria de un distrito federal de Aguascalientes, con el número suficiente de votos para alcanzar el porcentaje señalado en la ley para mantener sus prerrogativas. La dirigencia vitalicia del PT de inmediato se olvidó del favor y siguió sus alianzas con las izquierdas buscando derrotar al PRI en las siguientes elecciones. Hoy es presentado como la “segunda fuerza política nacional”, una cuestión que dista mucho de ser cierta por los indicadores en materia de cifras electorales.
Cuando era dirigente nacional del PRI la recordada María de los Ángeles Moreno, se promovió una reforma constitucional —publicada el 29 de julio de 1999— para disminuir la edad exigida en la Constitución al Senado de la República, con dedicatoria especial para el llamado “Niño Verde”, Jorge Emilio González Martínez, que en ese momento contaba apenas con 27 años, pues había nacido en abril de 1972 y la Carta Magna exigía 30.
A partir de esa reforma constitucional —violentando el principio de que no deben hacerse reformas a la Constitución con dedicatoria para personas— el requisito de la edad para ser senador señalado en del artículo 58 de la CPEUM quedó en 25 años.
González Martínez, dirigente nacional del Verde Ecologista del 2001 al 2011, ha acumulado 18 años de legislador federal con dos diputaciones federales y dos senadurías, y sigue siendo el dirigente real del Partido Verde Ecologista de México, ahora aliado de Morena.
El Partido Nueva Alianza nace tomando como base a los trabajadores de la educación agrupados en el sindicato nacional, y fue creado en 2005 con el impulso de la tercera dirigente moral en el SNTE y priista de mucho peso: Elba Esther Gordillo Morales (1989-2013). Los otros dirigentes nacionales fueron Jesús Robles Martínez (1949-1972), Carlos Jonguitud Barrios (1972-1989), Juan Díaz de la Torre (2013-2018), y hoy es Alfonso Cepeda Salas (2018-).
La creación del Partido Nueva Alianza sirvió como fundamento para incluir en las nuevas reformas políticas y en la creación de una nueva Ley General de Partidos Políticos, para prohibir a las corporaciones y gremios la afiliación colectiva a los partidos políticos. Algo pasó que los trabajadores de la educación le retiraron el apoyo al PANAL y perdió el registro nacional en septiembre de 2018, al alcanzar solo el 2.51% de la votación, lo que demostró en forma contundente que el voto corporativo en México ha dejado de tener viabilidad, porque ningún dirigente político o social puede obligar individualmente a sus representados a votar a favor o en contra de fórmula alguna de candidatos.
La historia registra puntualmente la pérdida del registro nacional también del PRT (1991), el PPS (1997), el PARM (2000), el PDM y el PFCRN (1997).
Los partidos de la Democracia Social y del Centro Democrático desaparecieron en el 2000. Los de la Sociedad Nacionalista (PSN), el de Alianza Social (PAS escisión del PAN), Fuerza Ciudadana (PFC), México Posible, y el Liberal Mexicano en el 2003. El Partido Social Demócrata perdió el registro en 2009, el Humanista en el 2016, Encuentro Social en 2018 y, reformado como Encuentro Solidario (PES), en el 2021.
También en 2021 desaparecieron los partidos Redes Sociales Progresistas y el de Fuerza por México.
¿En qué ha consistido entonces la conservación y vigencia de partidos como el PAN y el PRI?
¿Por qué han desaparecido partidos—presuntamente modernos— que hablaron siempre a nombre de la democracia, el cambio y la modernidad política, y la aparente representación de desencantados de la política que no creían en los partidos y sí en los ciudadanos?
¿Por qué fueron rechazados por los votantes? ¿Será que ya no querían más partidos políticos en México?
No es tan fácil ni tan elemental el juicio sobre el PRI y el PAN tomando en consideración que han sido los únicos partidos políticos con estructura nacional y, lo más importante, los únicos que han construido tramos importantes de la historia de México con grandes reformas políticas realizadas en la historia moderna. Al resto de los partidos les ha quedado grande la nación y las aspiraciones de sus habitantes, incluido Morena, el actual partido gobernante que le ha quedado a deber a los mexicanos con una “transformación” que solo ha dejado retrocesos y resentimientos.
Además, ningún dirigente nacional del PRI o del PAN se han eternizado en el cargo —de dirigencia—, a diferencia de MC, el PT y el Verde Ecologista, que siguen con los mismos dirigentes desde su fundación.
Se sirvieron del PRI, lo utilizaron en su beneficio, ahora lo critican y piden su desaparición ¿Para qué? Flaca memoria acorde con la confusión que se vive entre los principales actores políticos y que en nada ayuda ni a México ni a su incipiente democracia. Lo dicho: La crítica en el debate debe ser más seria, más conocedora de la historia, sin simplificar la realidad, ni segmentar el proceso histórico y político de México reduciéndolo a una lucha entre los buenos contra los malos, como si fuera en blanco y negro, queriendo negar un pasado —que como nos lo pongan hizo por México—, y que ya les pesa a los actuales gobernantes por el juicio que les espera, por lo que fueron, lo que han sido, y…lo que serán.
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