Olor a dinero
Por: Feliciano J. Espriella
Viernes 30 de mayo de 2025
Votar o no votar: crónica de un autoengaño opositor
El próximo domingo se definirá gran parte del futuro del Poder Judicial en México, con la elección de nueve ministros y más de la mitad de sus integrantes. Frente a la complejidad del proceso y los llamados al abstencionismo, el dilema es claro: participar o resignarse a que otros decidan.
Los pronósticos apuntan a un alto nivel de abstencionismo, derivado de la complejidad del proceso, la falta de interés de la ciudadanía y el desconocimiento generalizado sobre la mecánica de la elección. Se estima que la participación podría oscilar entre el 10 y el 20 por ciento del padrón electoral.
A esto se suma la llamada a la no participación promovida por los partidos de oposición, además de la influencia de numerosos medios de comunicación y opinadores críticos del régimen.
Independientemente de las intenciones de cada quien, que son muy respetables, la realidad es que, estemos o no de acuerdo y más allá de nuestras afinidades políticas, en poco tiempo todos los mexicanos estaremos sujetos a las determinaciones que surjan de lo que ocurra este domingo.
Nos guste o no, si en el futuro tenemos que acudir a un tribunal por cualquier motivo, éste estará a cargo de un juez designado mediante un sistema de elección en el que podríamos haber participado. Podemos ceder a los llamados de críticos y opositores y optar por no participar en el proceso que definirá al nuevo sistema judicial, pero eso no nos eximirá de acatar las resoluciones de esos jueces.
Hemos llegado a un punto de “no retorno” y, a estas alturas, ya nadie discute si la Reforma Judicial era o no necesaria; es un hecho consumado. Ahora, la oposición y los adversarios de la 4T concentran su discurso en desacreditar la elección con argumentos como que está “amañada” o que Morena se apoderará del Poder Judicial, entre otras lindezas. Pero lo más absurdo, pueril e ingenuo es el llamado al abstencionismo que los partidos opositores han promovido en los últimos días, quizás elucubrando en sus cerebritos que una baja participación les dará argumentos para exigir que se anulen o reviertan los resultados.
Van a morir engañados.
En lo personal, considero que esta no es la mejor Reforma Judicial que se podía haber creado, pero es la que se obtuvo. Como ya publiqué en alguna ocasión, los resultados difícilmente podrán ser peores que los que, durante décadas, se registraron en la inmensa mayoría de los juzgados del país.
El grado de corrupción y nepotismo que proliferó en todas las instancias de justicia era ya intolerable y exigía un cambio profundo en la integración de los encargados de impartir justicia en la nación.
La reforma se enmarca en un “proceso histórico de transformación que está viviendo México”. Se busca sacudir un espacio estratégico de poder, el Poder Judicial, que el conservadurismo ha controlado durante siglos y que estaba rezagado del movimiento social. Este sistema judicial es descrito como endogámico, tomado por las élites y caracterizado por décadas de exclusión y elitismo. La elección popular es vista como una oportunidad para romper con ese modelo.
El deseo de “sacar jueces corruptos” fue el principal motivo por el que el 56% de las personas encuestadas en septiembre de 2024 estaban a favor de la reforma. Entre el 38% y el 44% percibían la corrupción en el Poder Judicial como un problema, según encuestas de junio del año pasado.
Además, entre el 85% y el 89% apoyaban la creación de un órgano independiente para sancionar a jueces corruptos, como el nuevo Tribunal de Disciplina Judicial.
Una investigación de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, publicada en 2018, expuso una “red extendida de nepotismo” en el Poder Judicial Federal. Según este estudio, al menos 500 jueces y magistrados tenían familiares directos trabajando en tribunales, formando redes clientelares de más de 7,000 servidores públicos. Se citan casos específicos de magistrados que integraron a numerosos familiares. Este nepotismo es presentado como un elemento que “ilegitima todo este proceso”, y que debería hacer reflexionar a quienes critican la reforma por supuestamente amenazar la independencia judicial.
En resumen, la argumentación centrada en el nepotismo y la atención a intereses económicos privados como un objetivo clave de la reforma es indudablemente mucho más sólida que cualquiera de las críticas lanzadas en contra del proceso.
Este objetivo se inserta en un contexto más amplio de búsqueda por la democratización de un poder tradicionalmente elitista y cerrado, y por lograr que la justicia sea igual para todos, no solo para los ricos. La elección popular y la creación de nuevos órganos de disciplina son los mecanismos a través de los cuales se busca alcanzar este objetivo y fortalecer la rendición de cuentas ante la ciudadanía.
Me despido con un comercial: sintonicen a las 6:10 AM, “La Caliente” 90.7 FM., el colega y amigo José Ángel Partida me abre un espacio en su noticiero en el que comentaremos con más detalle esta columna. ¡No se lo pierdan!
Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima.
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