Vertiente
Bernardo Elenes Habas
Martes 1 de abril de 2025
Murió Carlos Amaya Rivera
*Murió un político de convicciones, orador certero e inquebrantable; fue, al lado de su hermano Anselmo Amaya, Rebeca de Amaya, César Camou Gándara, Claudio Dabdoub Sicre, José Antonio Gándara Terrazas, Espiridión Robles Díaz de León, quien impulsó el triunfo de Adalberto Rosas López en 1979, para que el PAN llegara, por primera vez, a la presidencia municipal de Cajeme.
Murió Carlos Amaya Rivera, uno de los fundadores del Partido Acción Nacional en Sonora.
Carlos, a quien traté siendo yo reportero de Diario del Yaqui en la década de 1970, fue de los artífices que construyeron en Cajeme, al llevar a Adalberto Rosas López a la presidencia municipal en el trienio 1979-1982. el rostro triunfador de su partido.
Al lado de Espiridión Robles Díaz de León, Adalberto Rosas López, Anselmo Amaya Rivera, Rebeca de Amaya, César Camou Gándara, Claudio Dabdoub Sicre, José Antonio Gándara Terrazas, entre otros militantes de ese instituto, le dieron un vuelco memorable a la historia política del municipio, al romper el predominio priísta y colocar a Rosas López como alcalde y lograr triunfos en el Congreso del Estado y en la Cámara de Diputados federal. La victoria en las urnas de Adalberto fue contra don Francisco Obregón.
Ayer -31 de marzo-, se dio a conocer la noticia del lamentable fallecimiento de Amaya Rivera, quien fuera diputado local y luego diputado federal, manteniendo una convicción admirable con la ideología y principios de su partido, donde, pese a que en esas épocas prevalecieron profundamente los odios políticos, supo ganarse el respeto de aquellos que militaban en otros organismos.
Después de haberlo tratado como fuente de información partidista y desde su calidad de legislador, al paso de los años coincidimos en el mesón plural que mantiene en su feudo hotelero el dos veces alcalde de Cajeme Jesús Félix Holguín, donde conocí el rostro humano, familiar y solidario de Carlos, espacio en el que demostraba que su devenir social no solamente giraba en torno a la actividad militante y a la búsqueda del poder, sino que dejaba testimonio de su entereza ciudadana, su respeto por las leyes y su vocación para que fuese la democracia la que prevaleciera en el presente y el futuro del país, de Sonora y de Cajeme.
En esa asamblea de conciencias hermanas que Jesús Félix Holguín mantiene en el Yori In, no solamente se discutía y se discute temas políticos, sino que surge la voz profunda de la poesía, los acordes relajantes de la guitarra, y Carlos los disfrutaba con especial devoción, gustándole que se declamase uno de sus poemas preferidos, “En paz”, de Amado Nervo.
Magnífico orador, quien sustentaba sus mensajes con los cimientos de sus experiencias vividas, sus estudios como abogado y su inquebrantable fe en la justicia. Le miré varias veces debatir en corto y en foros públicos. Le escuché pronunciar encendidos discursos abominando las sombras de la corrupción, defendiendo sus ideales y manteniendo la esperanza de que la democracia debe ser el objetivo de todo partido, pero también la luz que defina el camino del civismo y la convivencia de los seres humanos.
Descanse en paz un gran hombre, cuyo legado no debe ser ignorado por las actuales y nuevas generaciones de cajemenses. “Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida, porque nunca me diste ni esperanza fallida, ni trabajos injustos, ni pena inmerecida…”.
