domingo, octubre 27, 2024

Salud, origen de otra gran falsedad / Feliciano J. Espriella

Fecha:

Olor a Dinero

Por: Feliciano J. Espriella

Viernes 25 de octubre de 2024

Salud, origen de otra gran falsedad

Durante la pasada campaña electoral por la presidencia de la República, la oposición basó su estrategia electoral en tres grandes y sensibles temas: seguridad, salud y educación.

Pero su enfoque no fue en el sentido de proponer proyectos y planes de gobierno para mejorar, sino en señalar una, y otra, y otra vez, lo mal que se encontraba el país en esos rubros, con la evidente intención de poner el dedo en la llaga de las heridas más sentidas en la vida de la población.

Remarcaban con insistencia casi demencial el caos en dichos temas, motivos por los cuales, según decían, querían gobernar el país para remediarlos. Lamentablemente nunca dijeron cómo y la respuesta en las urnas no les llegó.

La estrategia de remarcar e insistir neciamente en la deplorable situación del país en seguridad, salud y educación, a pesar de que en muchos aspectos tenían razón, no le funcionó a la oposición por una simple y sencilla razón: aunque sus aseveraciones no eran del todo falaces y los servicios del estado en materia de seguridad, salud y educación eran pésimos, para la mayoría de la población no era ninguna novedad, pues lo han venido sufriendo desde principios del siglo.

De allí que tampoco les compraran que los problemas los originaron en la administración lopezobradorista, y mucho menos les creyeron que ellos tenían soluciones, puesto que cuando fueron gobernantes no sólo no pudieron abatirlos, sino que se incrementaron fuertemente.

Lo relativo a la seguridad ya lo traté en entregas recientes. En este despacho me referiré al sistema de salud, que convengo con los opositores y enemigos gratuitos a la 4T: es deplorable, por decirlo en términos amables. Pero así lo ha sido durante décadas.

Nunca, que se sepa, hemos tenido en México un sistema de salud pública que pudiera ubicarse cuando menos en el rango de aceptable. La corrupción imperante en prácticamente todo lo que tenga que ver con las diversas instituciones oficiales del ramo de la salud, aunado a la precariedad de los recursos que desde siempre se les han destinado y  el altísimo porcentaje de mexicanos que por los altos costos de la medicina privada no les queda otra opción, ha derivado en la situación que ahora les espanta a quienes de alguna manera la generaron, así como a los críticos que hoy ven las fallas en salud que han estado presentes desde tiempo inmemorial y que anteriormente les pasaron desapercibidas.

Durante el sexenio de López Obrador se dieron modestos avances en algunos rubros del sector salud. Disminuyó un poco el déficit en camas de hospital, se implementaron algunas políticas públicas en la materia que podrían incidir en mejores hábitos generadores de enfermedades crónicas, como por ejemplo el nuevo etiquetado para productos procesados y, además, se construyeron muchos más hospitales y clínicas que en las administraciones anteriores, aunque insuficientes para abatir el déficit histórico.

El fracaso del Insabi y el brote del Covid 19, fueron de alguna manera los más fuertes obstáculos para lograr mayores avances en salud, los cuáles, además, les han servido a opositores y adversarios para lanzar denuestos que no tienen sustento, pero parecen creíbles.

 La mayor falsedad, que utilizaron casi como slogan de campaña en la contienda presidencial, es que 50 millones de mexicanos no tienen acceso a la salud, cuando lo único cierto es que en ese tiempo, no tenían una cartilla de salud por la desaparición del “Seguro Popular”, que la verdad nunca fue la panacea que quisieron pintar.

El seguro popular era de competencia estatal y se manejaba al gusto y capricho del gobernador en turno, que hacía y deshacía a placer. Por ejemplo, a Eduardo Bours no le convencía y durante su sexenio aquí en Sonora prácticamente no existió, su “cuadro básico” en la mayoría de las entidades era muy limitado y no incluía medicinas para enfermedades mayores.

Además, era fuente de una altísima corrupción, nada más es cosa de recordar que en Veracruz, durante la administración del gobernador Javier Duarte de Ochoa, algunos niños con cáncer recibieron agua destilada en lugar de quimioterapia.

El deterioro de la salud de los mexicanos ha sido una constante desde tiempo inmemorial. Tenemos décadas apareciendo en las primeras posiciones de los rankings mundiales en materia de enfermedades crónicas.

A partir del sexenio de Vicente Fox, México experimentó un aumento significativo en la prevalencia de enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes y la hipertensión. Este incremento representa un desafío importante para el sistema de salud del país que no se ha podido abatir y que tiene como origen la indolencia y contubernio de las autoridades del ramo para combatir las causas.

Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2018, aproximadamente 75.2% de los adultos mayores de 20 años presentan sobrepeso u obesidad. En el caso de los niños y adolescentes, la prevalencia también es alta, con 22.2% de los menores de 5 años en riesgo de sobrepeso y 35.6% de los niños de 5 a 11 años presentando esta condición.

El tema de las enfermedades que originan las mayores cantidades de fallecimientos en México, sus causas y evolución, es bastante revelador. Espero abordarlo en una próxima entrega.

Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima.

Twitter: @fjespriella

Correo: [email protected]

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