Archivo Confidencial
Por Armando Vásquez A.
Viernes 25 de octubre de 2024
El daño al Estado…
DESDE EL MOMENTO en que los integrantes de una organización toman responsabilidades en un cargo cuyas funciones desconocen, se abre una puerta para que el fracaso, como el elefante en la sala, se posicione y desbarate la congruencia que se requiere para avanzar e incrementar la productividad. Todo está coligado.
La llegada de Célida López a la Sagarhpa se parece a aquella sorpresiva colocación de María Dolores del Río en la Secretaría de Seguridad Pública cuyo éxito nunca despegó.
Hizo más daño que bien. Ahora que está en Contraloría le anexarán también el tema de transparencia una vez que desaparezca el INAI. ¿Tendrá conocimiento sobre el tema?
En el caso de Célida, que lo luchona y echada pa delante nadie se lo niega, pero su profesión es la abogacía con una maestría en ciencias políticas y otra en administración. Pero no hay nada que empate con la descripción del puesto que reglamentó el Gobierno del Estado y que hoy sustenta.
Para desempeñar este cargo, conforme a documentación de Transparencia, se requiere una carrera de Ingeniería en Agronomía, Licenciatura en Economía, Ingeniero Civil, Licenciatura en Agronegocios, Medicina Veterinaria y Zootecnia, Ingeniero Agrónomo Zootecnista o carrera afín. O bien, ser especialista en las áreas de recursos naturales, agricultura, ganadería, pesca o sus espacios administrativos.
Ah, y con seis años de experiencia laboral como mínimo.
Esto me recuerda también aquella ocasión en la que se nombró como secretario de Gobierno al doctor Álvaro Bracamonte Sierra quien, según la suposición general, debía estar en la SEC.
Uno pudiera pensar que colocar a personajes en puestos claves no afecta la productividad de un estado o del país. E incluso, justificarlo pensando que se rodeará de personas que sí conocen del tema, pero la historia del sexenio del peje nos enseñó que no es así.
Octavio Romero Oropeza, el ingeniero agrónomo, como titular de Pemex mandó las inversiones, bonos y futuro productivo al bote de la basura y con una deuda impagable. Ahora está en Infonavit, ¿se imagina cómo será su papel?… yo sí.
La ignorancia afecta la vida común. El ejemplo de los galleros es el más palpable de momento porque la ley del bienestar animal trae inconsistencias básicas que refleja esa falta de pulcritud en su trabajo por parte de quienes la redactaron. Un hecho similar ocurrió con aquella ley que atentaba contra la libertad de expresión y la cual sufrió también un reverzaso.
¿No hay funcionarios que hagan bien su trabajo y a la primera sin tener que corregirlos?
¿Recuerda aquella ocasión al inicio del sexenio cuando hubo el compromiso de darle mantenimiento a las más de tres mil escuelas con el apoyo del empresariado en un plazo determinado?, el entonces titular de la SEC, Aarón Grajeda, tiró la toalla. No supo el secretario de Educación planificar resultados. Quedó mal por ignorancia.
A su vez, no abonan nada bueno al Estado, la confrontación de tres grupos al interior del gabinete de Alfonso Durazo.
Tenemos un fiscal que despidió a 300 elementos –para meter a su gente chilanga en su mayoría- quien destruyó además la estructura de especialistas de los laboratorios criminalísticos.
Un secretario de gobierno quien siente como se le van de la mano decisiones que le corresponden o bien, no le hacen caso en algunas dependencias y en el área económica,
¿cuántos secretarios de ese ramo van?
Ya van tres años de gobierno. Un líder de una organización confía en sus subordinados para que cumplan bien su trabajo. Que le den espacio para poder entablar negociaciones de primer nivel, implementar nuevas modalidades y futuros proyectos de mejora. Que le quiten por lo menos el poder de decisión, para eso delega.
Pero hay quienes no lo entienden así y se dedican a aplicar aquella vieja táctica política de alabar al jefe, aunque cometa errores, como no se cansa de hacerlo Célida quien no está para iniciar su aprendizaje en su nueva encomienda pues todo proyecto importante de su secretaría es de mediano y largo plazo.
¿Por qué en la historia de los gabinetes estatales ha habido funcionarios que se han destacado por sobre el resto y su trabajo ha dejado una buena imagen como ocurrió en su momento con el hoy diputado Norberto Barraza y tantos más?
Es por una razón respetable: sabían que estaban de paso y contaban con un espíritu de servicio que les cobijaba sus acciones. Eso, además de implementar innovaciones sin pedirle permiso al jefe y también utilizaban como escudo la humildad en el trato a las personas, una regla que se escapó por la ventana en este sexenio de Alfonso Durazo.
Es así que, tanto Célida como Lola, de seguro ya están pensando en su próxima candidatura a un cargo de elección popular. Por eso le digo que si perjudica al Estado y sus habitantes aquellos funcionarios que no tienen nada que perder cuando saben que dejarán el cargo y nunca más verán a sus subordinados o representantes del sector que atienden. Es una lástima.
EN FIN, por hoy es todo, el lunes le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorando en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…
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