Archivo Confidencial
Por Armando Vásquez A.
Martes 22 de octubre de 2024
No pasa nada… ¿en serio?
HACE 38 AÑOS México se abrió al mundo al ingresar al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio –GATT que antecedió a la OMC–, con Miguel de la Madrid en julio de 1986.
Desde entonces cuenta con catorce tratados de libre comercio, 30 acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones con 31 naciones y nueve firmas de Alcance Limitado de la Asociación Latinoamericana de Integración.
Sus tratados le permiten interacción con países de América, (casi el 100%), Europa, Asia y de Oriente, sumando en total 50 países con quienes tiene una interrelación comercial. Un 25 por ciento del mundo.
No es cosa menor la preocupación que gira en torno a la reforma del poder judicial. Y asusta que la presidente Claudia Sheinbaum haya minimizado y negado a cumplimentar las órdenes de jueces federales que piden dar marcha atrás a la publicación de leyes secundarias en el Diario Oficial de la Federación.
Hay que recordar que los tratados de libre comercio establecen reglas para el intercambio de productos y servicios entre dos o más países, pero no condicionan las leyes de los países participantes: Es decir, eliminan o reducen las barreras comerciales, como aranceles, cuotas y subsidios. La OMC regula los TLC y supervisa que se cumplan esos acuerdos.
Dichos tratados, además de estimular la expansión comercial, promueven la competencia leal, aumentan las oportunidades de inversión y proteger los derechos de propiedad intelectual. Incluso, aumentan la posibilidad de acceder a tecnologías de punta y la generación de más seguridad jurídica en los negocios y en este último punto es mediante el cual los países que tratan con México están en stand bye con respecto a la actitud de la presidente y su desdén contra lo dictado por los jueces.
En este contexto, mañana parte una delegación de la Secretaría de Economía que estará tres o cuatro días en Washington –donde habrá coaliciones con empresarios gringos–, y luego a Otawa, donde iniciará el proceso de revisión del T-MEC con su contraparte canadiense lo cual es posible pues el gobierno de Justin Trudeau concluye en 2025. Les espera el tema de las mineras canadienses que se han estado retirando de México por la falta de solidez jurídica.
Ya toca pues, conforme a la reglamentación interior que establece que cada 16 años se da una revisión exhaustiva al acuerdo comercial cuya primera firma ocurrió en 1992 con Salinas de Gortari con el entonces TLC y se determina si continúa tal cual, se reforma o desaparece.
Estos procedimientos establecen que, en julio de 2026, en el sexto aniversario de la entrada en vigor del T-MEC, la Comisión de Libre Comercio del mismo se reunirá para revisar el acuerdo y cualquier recomendación presentada por México, Estados Unidos o Canadá, y decidir sobre cualquier acción apropiada.
En este, que es el bloque comercial más grande del mundo, la presidente ordenó darle prioridad a las industrias de semiconductores, autos eléctricos, baterías, minerales raros, electrónicos, equipo médico y textiles, claro, sin desatender el resto de los mercados y elevar de un 20% a un 50% las exportaciones.
La trampa que avizoran los candidatos a la presidencia de EU radica en que tal proyección tiene como plataforma el apoyo de China principalmente, por lo cual no quieren que México se convierta en un trampolín para invadir el mercado norteamericano. Trump ya habló de una regeneración con cambios más profundos en el T-MEC y de los aranceles que impondrá para que autos chinos no ingresen a EU.
Aunado a lo anterior, todo tratado comercial debe pasar por la aprobación de las cámaras legislativas respectivas y ya hay antecedentes de empresas inversionistas gringas en suelo mexicano que han perdido su patrimonio como son los casos de la empresa Calica con 40 años trabajando en la rivera maya y que fue expropiada , asimismo se afectó a la empresa Constellation Brands en Mexicali al detenerse su construcción a mano alzada dejando allí más de mil millones de dólares en inversión.
Según Global Companies in Mexico, un grupo de altos ejecutivos de unas 60 empresas que operan en México, entre las que se incluyen gigantes de Estados Unidos como AT&T, FedEx, 3M, PepsiCo, Honeywell International, Cargill, Visa, MetLife y General Motors señalaron que sus inversiones están en pausa en espera de cómo se desarrolla la reforma judicial. Representan 18 mil mdd. Fuera de los 35 mmdd que es la cantidad prometida de inversión que aún no se concreta.
Entonces, hagamos a un lado la visión simplista de que Claudia Sheinbaum se aferró a no cumplir con una orden judicial porque consideró que tales jueces no cuentan con facultades superiores de las que el pueblo dispone.
Si no cumple con esas disposiciones de los juzgados federales y por más que se defienda, estaría violentando la ley, acción que tal vez no importe a la mayoría de los mexicanos –lo pudiéramos ver como simple grilla o con la indiferencia de que la presidente puede hacer y deshacer–, pero sí importa a los países con quienes México ha firmado diferentes tipos de acuerdos.
Bajo este tenor, esa indiferencia mostrada a nivel nacional a través de su mañanera y a pesar de sus múltiples defensas, la polémica está escalando y rebasando fronteras. Y esto acaba de empezar por lo que Claudia Sheinbaum tiene una papa caliente en la mano que le aleja de la trillada frase: “no pasa nada”.
EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorando en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…
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