Archivo Confidencial
Por Armando Vásquez A.
Jueves 22 de agosto de 2024
El hoyo negro en comunicación
HA SIDO UN SEXENIO impresionante. Son más de mil las noticias negativas que han predominado. Una cada dos días. Por angas o por mangas, con mañaneras o sin ellas, quienes manejan la comunicación en el gobierno federal preponderaron las narrativas amargas de López Obrador y se olvidaron de los resultados positivos, sobre todo en los estados.
Por ejemplo, en Sonora se construyeron edificios con comedores, estancias, aulas e internados para atender a menores de pueblos indígenas de todas las tribus del Estado –fue un programa nacional–, y hablamos mínimo de una treintena con un costo de alrededor de 20 millones de pesos cada uno. En la dinámica les otorgan alimentación diaria y reciben atención de salud, están refrigerados, entre otros aspectos.
Con los seris está en fase final la construcción de instalaciones de albergue y comedor refrigerados.
Por cierto, también hay puntos negros como el hecho de que no hay ningún constructor de Sonora pues todos vienen a esta entidad, sobre todo de Oaxaca, de entre quienes hay un privilegiado muy conocido por quienes se manejan en ese medio que suele dejar la chamba tirada y no hay castigo a su deleznable labor.
Y no se conocen porque no les otorgan la independencia adecuada a las secretarías que se encargan de esos programas. Nada debe empañar la labor vociferante del gran mesías.
Tal vez por eso tampoco se enteró usted lector del cambio de la planta generadora de energía eléctrica que en Guaymas era un foco de contaminación de años y que la cerraron sustituyéndola por otra de ciclo combinado con uso de gas en El Cóchorit, municipio de Empalme y que de noche tiene una vista espectacular acabándose el foco de infección.
Tampoco creo que debe tener conocimiento de las carreteras (de cemento con piedra, donde le pagan a la gente para que trabaje en esas obras), que conectan los pueblos como el de Huiribis –al sur a unos quince kilómetros de Potam y que le faltan unos cientos de metros para concluirla y que atraviesa otros poblados como Rahum), hay otras por ejemplos como la que conecta a los Guarijios de Mesa Colorada con la que va de Guajaray a Álamos.
Y así podemos seguir con unas cuatro más. Está en construcción la que conecta de Lomas Guamuchil a Cócorit, sin contar que en cada pueblo y caserío se les instaló tinacos que son reservorios elevados de cinco mil litros de agua. Están plagado de ellos.
Los pueblos indígenas cuentan con instalaciones deportivas, alumbrado público con energía solar –como el caso de Pitaya ubicado entre Vícam y Guaymas–, tejabanes como centros de usos múltiples, y están exentos prácticamente del pago del agua, luz y hasta drenaje, que, por cierto, en este último caso se están construyendo más de cinco mil tomas.
Incluso instalaron la infraestructura de radios comunitarias, lo cual es interesante. De seguro para el norte con las poblaciones de pápagos ocurren hechos similares.
Pero insisto, no se conocen pues las mañanera son como un hoyo negro que todo lo absorbe y que desgraciadamente piensa continuar Claudia Sheinbaum. A lo mejor cambia y permite que las obras que realizará sean conocidas con mayor amplitud y no nada más por los beneficiados.
Como que debe cambiar esa política centralista de comunicación, pero el miedo a la orden dictatorial de López Obrador a sus funcionarios de manejarse con perfil bajo en todo, llevó, de entrada, a los delegados del Bienestar, como ocurrió con Jorge Taddei en Sonora, a implementar estrategias equivocadas desde el inicio del sexenio en este rubro al no encontrarle la cuadratura al círculo y mejor hacer mutis ante todo tipo de logro –y por supuesto de los fracasos–, del gobierno federal.
El detalle es que la percepción que se cargan en los macro temas es que nada les sale bien, como dice la canción del Tri, pues de su manejo se encarga el preciso que no deja que brillen el resto de las obras “pequeñas” y mucho menos los funcionarios responsables a quienes les silenció para que no encumbraran en encuestas por su productividad. El control de López Obrador fue siempre electoral y que la atención siempre, siempre, girara alrededor de su persona.
Por ello le importa sorbete lo poco o mucho que pudiera servir en su gobierno y manejó con preponderancia la búsqueda de generación de encono o pleito entre la población que se convirtió en su tarea bajo el inescrupuloso sentido de divide y vencerás.
Y claro, ningún funcionario se le opuso.
Por eso no conocimos los nombres de los secretarios y demás encargados de dependencia, salvo cuando presentaban su renuncia.
Tal vez y solo tal vez, si Sheinbaum cambia su política comunicacional pudiera mejorar su imagen de insensible a otra más empática, tal vez.
EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorando en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…
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