domingo, septiembre 22, 2024

Una lucha social… / Armando Vásquez A.

Fecha:

Archivo Confidencial

Por Armando Vásquez A.

Miércoles 21 de agosto de 2024

Una lucha social…

EN AUTOMÁTICO, todo tipo de lucha social requiere un ejército con líderes visibles y ocultos (ideólogos), capacidad de mantenimiento, sostenimiento y crecimiento pues es una carrera de resistencia.

Hubo luchas sociales, como la del gasolinazo en tiempos de Peña Nieto que se convirtieron en manifestaciones que terminaron por ser aburridas por utilizar el mismo discurso.

Desapareció por no contar con estrategias adecuadas y la falta de conformación de liderazgos ocultos que supieran darle dirección al incipiente movimiento, aunque tenían clara la idea de la protesta. Duró como mes y medio.

¿Y qué me dice de los “malnacidos” en tiempos de Padrés?

Pegó porque la gente estaba harta de sus corruptelas y requería un pretexto para manifestarse pues la decisión del ex gobernador pegaba en los bolsillos vía pago de tenencias y el aparente menosprecio dicho, pero como movimiento no transmutó para conformar una organización más duradera allende los seis meses o más que duró.

En crisis hay un concepto que inventé: “radiactividad” y que le da a las palabras o gestos esa connotación que sirve para avivar la llama y que nunca muere. Allí está permanente con más o menos potencia. “Malnacidos” realmente estaba fuera de contexto conforme a lo que dijo Padrés, pero se la apropiaron muy bien los ciudadanos inconformes, lo mismo ocurrió con “llorar como bebé” de Bours o el “ya me cansé” de Murillo Karam luego de la conferencia de prensa de los desaparecidos de Ayotzinapa que hizo resurgir el coraje que hasta la fecha continúa.

El 90 por ciento de los 54 mil trabajadores del Poder Judicial decidieron irse al paro de labores y tienen clara la idea de que están en peligro sus derechos laborales. Apenas se abre el camino para que esta lucha se conforme en crisis para el gobierno que desdeña un López Obrador que no tarda en una de sus mañaneras en darles su bautizada y con ello podrán amarrar su concepto “radioactivo”. Hay que estar pendientes.

Les han puesto varias pruebas: Martí Batres, como regente de la CDMX, ya les echó a las fuerzas policiacas para ver si los podía amedrentar. No lo logró. El sindicato que los aglutina ya dijo que no estaba de acuerdo con el objetivo, pero fue rebasado. Sin embargo y entre paréntesis, toda organización sindical cuenta con un fondo de contingencia para cubrir las necesidades básicas en situaciones de este tipo durante el tiempo que dure el movimiento de brazos caídos. ¿Les será permitido utilizarlo por el líder sindical?, ya veremos.

Los liderazgos visibles poco a poco se pueden observar. Principalmente son mujeres, me imagino que por estar de moda María Corina Machado en Venezuela o simplemente despertaron pues está en juego el futuro familiar. Al interior se ha manejado con éxito el convencimiento de la necesidad de lucha y al exterior proclaman la necesidad de defensa del destino del país por las causas ya conocidas, según el discurso de esos liderazgos visibles que lograron la anexión del Frente Cívico Nacional, pero quieren que les apoyen más organizaciones.

Sin embargo, aún no se siente la presencia de los liderazgos ocultos, los que mueven la tenebra que en caso dado se tienen que integrar a un comité pues se requiere una o varias voces que se ostenten como representantes de este movimiento y puedan lograr acuerdos, llegado el momento, tanto con gobierno como con aquellos que simpatizan con su causa externa como está ocurriendo con los hombres más ricos del país que ya se opusieron a la sobre representación y no les importó el coraje que mostró López Obrador. Punto para los trabajadores del Poder Judicial.

Cuando hablamos de mantenimiento es avocarse a la administración de la lucha: conseguir financiamiento pues deben aguantar posiblemente meses sin ingresos (abrir cuentas bancarias de apoyo, recibir comestibles de la población, buscar descuentos en comercios empáticos con su lucha, entre otras acciones), organización del frente de batalla (qué va a hacer cada quien), impulsar la capacidad de convocatoria o comunicación interna, nombrar responsables de la movilización, alimentación durante los mítines, generación de medios de expresión propagandísticos –maquila de volantes pues alguien los tiene que imprimir, pancartas, lonas, mamparas, banderolas, hasta muñecos representativos de papel para quemar, contratación de los equipos de sonido, templetes, etcétera–, diseñar uniformes propios para facilitar la ubicación de los infiltrados violentos durante sus manifestaciones y conformación y selección de la guardia de seguridad.

Cuando hablamos de sostenimiento de la lucha social nos referimos a las acciones a realizar para que no se apague la llama. Este próximo viernes realizarán una manifestación. Posiblemente las tres primeras tendrán el foco de atención que requieren, pero las siguientes no pues su narrativa estará muy mascada.

Sin embargo, deben contar con un comité de promoción de lucha que se avoque a las universidades –o cualquier otro núcleo que valga la pena–, en la búsqueda de apoyo de los jóvenes, sobre todo los estudiantes de las escuelas de Derecho, para mostrar el necesario músculo. Pero además tienen que hablar con colegios de profesionistas, sindicatos, agrupaciones de todo tipo e incluso partidos políticos, incluyendo Morena.

También deben nombrar en cada estado a un equipo encargado de comunicación –coligados todos a nivel nacional–, para el sostenimiento y diálogo con la prensa y que manejen redes sociales (ya deberían tener su propio portal), pues tienen que invertirle en la impresión de desplegados y generación constante de videos cortos, entre otras acciones.

Este equipo es tan importante y debe ofrecer narrativas diferentes y atractivas: manejar mensajes de sensibilización, justificación de la lucha, patriotismo, consecuencias, estadísticas y un largo etcétera, así como generar (si YSQ no lo proporciona) y promocionar el concepto radioactivo para lograr su identificación plena como movimiento contra gobierno.

En cuanto al crecimiento como lucha social se deben tener en cuenta tres aspectos:

Definir los tiempos y preponderar los momentos de ataque/defensa (diseñar una estrategia de respuesta y contra respuesta sobre todo contra las campañas negras, pero también contra sus opositores), pues hay que recordar que en 40 días se va López Obrador y será una nueva administración la que tomará decisiones de tal manera que se debe contar con una puerta de negociación permanente conforme a sus intereses como trabajadores pues no se sabe cuándo terminará esto y deben aguantar.

Establecer una mecánica que les permita ejercer ritmos de trabajo mediante actividades diarias y rutinarias (los trabajadores no deben quedarse en casa a tirar weba, lo cual es mortal para todo tipo de batalla), que muestren la existencia del movimiento de manera constante. Por eso los izquierdistas viejos manejaban tanto la trova y otras modalidades musicales, eventos culturales, bailes, conferencias, tienen que aprovechar tiempos muertos para capacitarse en lo relacionado a su chamba y otro largo etcétera de manifestaciones de todo tipo, pero ligadas a su lucha. 

Y tercero y sumamente importante, lograr bajar las causas de su lucha a sus familias para lo cual se requieren cursos de capacitación a cada integrante del Poder Judicial para que sepan cómo vender la idea que proclaman al interior de su casa pues a final de cuentas si esto sale mal, serán los más perjudicados y sobre todo que lo entiendan los familiares cercanos pro chairos, incluidos los hijos jóvenes.

¿Cómo se matan este tipo de movimientos sociales?

Acabando con los liderazgos –como ocurrió con el EZLN–, que otorgó suficientes recursos económicos a unos cuántos para generar la envidia, desconfianza y el recelo como sucedió con el desaparecido sub comandante Marcos de quien se ha dicho que se está dando la gran vida en Miami.

De allí la importancia del comité que aglutine los diferentes y múltiples liderazgos en cada estado en esta lucha que no debe recaer en una sola persona, ni en Norma Piña quien pudiera ser la portavoz más adecuada, pero quien es fácil de desaparecer físicamente en un “accidente” si el gobierno actúa con mano dura.

Por cierto, Piña ya debería de contar con una guardia de seguridad permanente de los trabajadores en el entendido de que la lucha se convertirá en un peligro serio por atentar contra la gobernabilidad y deben entender que este gobierno no quiere que el movimiento crezca.

EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.

Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorando en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…                                                                                                                                                                                                                                  

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