Los dilemas de Huatabampo
Bulmaro Pacheco
Domingo 21 de julio de 2024
Huatabampo; Esa especie de enfermedad incurable (para mi) con una relación intensa, fuerte, apasionada y sin límites. Bendito Pueblo.
Quizá a muchos no les diga nada el hecho de que un 12 de diciembre de 1898 Huatabampo alcanzó el estatus de municipio; ese día se publicó el decreto de la XVI Legislatura del Congreso. El alamense Ramón Corral Verdugo era el gobernador de Sonora, y Carlos R. Díaz y Enrique Monteverde eran los diputados locales por el distrito de Álamos.
El gobernador Corral era muy amigo de los Salido de Álamos y por ende conocedor de la familia Obregón Salido, que apenas unos años atrás se había asentado en Huatabampo (dos de sus integrantes despuntaron rápido en la política local y fueron presidentes municipales: José, nacido en 1869, y Álvaro, nacido en 1880. Álvaro hizo campaña a favor de Corral para la vicepresidencia de México en 1906).
Ya como vicepresidente (1906-1911), Corral inició los trámites para dotar a Huatabampo de electricidad por gestiones de los Obregón.
Nueve años antes, y coincidiendo con los trabajos de la Comisión Científica Exploradora del gobierno de Porfirio Díaz que trazó y lotificó el nuevo asentamiento (Santa Cruz) donde se ubica Huatabampo, se fundó la primera escuela primaria, gestionada por José Tiburcio Otero Toledo. Huatabampo tenía 1,600 habitantes.
En marzo de 1891 se diseñó lo que ahora conocemos como la Plaza Juárez con el proyecto de quiosco, remodelada en su historia por los presidentes Abelardo Paredes, Heliodoro Soto (padre) y Ramón Díaz.
En 1894 se seleccionó el terreno para el —ahora—viejo panteón.
En 1912 llegó a Huatabampo el primer carro: un Ford T Cupelet, de 2 puertas, propiedad de la familia Velderráin.
La vieja iglesia, ubicada por la avenida Juárez (frente a lo que hoy es el Banamex y la mueblería Camacho), se empezó a construir en 1902 y se concluyó en 1913. Dejó de funcionar en 1955 cuando quedó lista la actual ubicada en la esquina de las calles Juárez y 16 de Septiembre. En 1928 terminó la construcción del nuevo palacio municipal.
De 1894 en adelante se empezó a diseñar la nomenclatura de sus calles prevaleciendo los nombres de los héroes de la Independencia y la Reforma (Juárez, Hidalgo, Allende, Guerrero, Iturbide, etcétera).
Desde el año en que se crea y al cambio del siglo XIX al XX, el municipio de Huatabampo experimentó un crecimiento notable de la población al contabilizar 5,989 habitantes en 1900, muchos de ellos migrantes de municipios vecinos, del extranjero o del norte de Sinaloa.
De 1899 a 1943 Huatabampo tuvo 31 presidentes municipales, entre los que duraron dos años o menos hasta que se instauraron los sexenios para los gobernadores y los trienios para los presidentes municipales en Sonora en 1943.
Entre 1943 y 2024 ha tenido 25 alcaldes, y 56 personas han ejercido el poder municipal desde su fundación. De entre ellos salió un presidente de la República: Álvaro Obregón (1920-1924).
Con un presidente municipal asesinado en el cargo (1915), otro a los años (1932) y la inestabilidad provocada por los conflictos políticos de 1929 y el reparto agrario de 1938, el municipio no ha experimentado crisis políticas desde 1965 cuando Martín Larrauri, que apenas llevaba un año en el cargo, le entregó el poder a Arnoldo Ahumada.
Como presidente de la República, Obregón impulsa la construcción del tramo de ferrocarril de Navojoa a Yavaros, que queda concluido en 1925, y en 1926 inician en Huatabampo los estudios de la educación secundaria.
En 1937, mediante un crédito de 95 mil pesos y siendo presidente municipal Antonio Encinas, se establecieron las bases para resolver el abastecimiento de agua potable.
En el gobierno del general Anselmo Macías Valenzuela (1939) se inicia la construcción de la carretera de cemento de Navojoa a Huatabampo. En junio de 1940, en el gobierno de Rodolfo Castro Valdez, se firma el contrato para establecer el alumbrado público.
En 1955 se construye el nuevo mercado municipal, y en 1957, en el gobierno de Adolfo Ruiz Cortines llega el Seguro Social con la primera clínica en El Júpare.
A principios de los sesenta, en la presidencia municipal de Alfredo Káram Muñoz, junto con Octavio Bojórquez, el gobernador Luis Encinas y Benito Coquet, el director del IMSS, se inicia la construcción de la unidad del Seguro Social en la cabecera municipal.
En el gobierno municipal de Próspero Ibarra Cevallos (1967-1970) inician los trabajos de drenaje y pavimentación del área urbana, mismos que continúan en el período de Francisco Rosas Ibarra (1970-1973) con el apoyo del gobernador Félix Serna, a través de la gestión del diputado local Ibarra Cevallos.
Entre 1971 y 1996 se da la expansión del servicio educativo en el municipio a todos los niveles, desde preescolar y especial hasta el nivel superior, logrando la magna obra del Instituto Tecnológico de Huatabampo a partir de 1988, además de seis nuevas secundarias y cuatro grandes preparatorias, cuando apenas en 1970 había solo una secundaria y todavía no funcionaba ninguna prepa.
El sistema de salud se amplió con nuevos hospitales y clínicas agregándose a los servicios del IMSS los del Issste, Isssteson y el sistema abierto de la Secretaría de Salud con nuevas instalaciones.
Huatabampo cambió y progresó con todos esos avances.
De la agricultura pasó a la industrialización mediante la creación de empresas, que durante años fueron motivo de orgullo y ejemplo para el resto de los municipios. Pero al irse los pioneros de la agricultura y la industria también fueron desapareciendo esos negocios y motivaron altos niveles de migración entre la población del municipio hacia otras partes del estado y los Estados Unidos de América.
En la política, a Huatabampo le llegó la alternancia municipal en 1997 con el PRD, que volvió a gobernar en 2003. El PRI gobernó en 2000, 2009 y 2015; el PAN en 2006, 2012 y 2018; Morena en 2021; y el Partido del Trabajo, en alianza con Morena, triunfó para el período 2024-2027. Aquí valen algunas preguntas: ¿Han traído las alternancias municipales verdadero progreso al municipio?, ¿Por qué no se han resuelto de fondo problemas como el del agua?, ¿Por qué se sigue con los mismos niveles de empleo que los registrados a principios de los noventa?, ¿Han logrado las alternancias verdaderos cambios en la administración o el gobierno municipal se ha burocratizado más?, ¿Tiene la población urbana o rural los servicios públicos que se merece?, ¿Qué tanto se han reducido los niveles de pobreza en el medio rural y suburbano?
En los últimos 50 años ha habido muy buenos presidentes municipales, y otros no tanto. A algunos los apoyaron sin reservas los gobernadores del estado (Macías, Faustino Félix, Rodolfo Félix, Beltrones, Bours), y a otros no tanto.
Huatabampo, a pesar de sus complicaciones, representa un gran desafío para la imaginación y el trabajo político.
Lo que ha quedado claro con las alternancias de 1997 a la fecha es que no se pueden abordar con eficacia los problemas del pueblo excluyendo a otras fuerzas y esa exclusión es la que ha prevalecido. Por eso muchas soluciones se quedaron a medias y otras de plano se abandonaron, ante la prevalencia del oportunismo político y de estrategias burocráticas, de botín administrativo —utilizando al ayuntamiento para colocar familiares y amigos—engordando en 27 años una nómina cada vez más costosa.
El nuevo alcalde, Alberto Vásquez, de 39 años —que sustituye a un hombre bueno y decente de 65—, deberá gobernar para todos y no nada más para su partido. Deberá atender en serio los problemas como el del agua, el empleo, la salud, la educación, la cultura y los servicios. No habrá de otra para un pueblo con historia y que ha sabido estar a la altura de los desafíos desde que se fundó, y no calentarse —mi opinión— al final de su período para abandonar el cargo para buscar otro. Las experiencias de Huatabampo en esa materia han sido amargas.
¿Que tenían los fundadores de Huatabampo que en pocos años supieron transformar un terreno agreste, oscuro y lleno de matorrales —bajo circunstancias adversas— en un lugar digno para vivir?
¿Qué tenían aquellas gentes que con el trabajo duro y esforzado supieron emprender, desarrollar e impulsar el progreso del pueblo?
Tenían coraje, ambición de progreso, visión y mucho temple para transitar entre lo viejo (el porfirismo) y lo nuevo (la Revolución) resolviendo los problemas de sobrevivencia, para que el proyecto municipal no fracasara con todos los conflictos y los ajustes del siglo XX y con las bases educativas y de salud que se sentaron para el XXI. Todo eso, que desató la movilidad social, la pluralidad y los aceptables niveles de participación que se observan ahora. Ahí está el dilema…para las alternancias y para las nuevas generaciones. Nada más, nada menos.