De Primera Mano
Por Francisco Javier Ruiz Quirrín
Miércoles 17 de julio de 2024
Un político exitoso, pero con el peor gobierno de la historia
TODO EMPEZO cuando el Presidente López Obrador admitió el fracaso de su gobierno ante el colapso en el sistema de la Salud.
“No nos salieron las cosas”, dijo, al tratar de justificar con un “hubo muchas resistencias al cambio”.
Hace unos cuantos días debió aceptar que no pudo reducir el delito de la Extorsión. En otras palabras, los delincuentes se han convertido en los “reyes” del “cobro de piso” en varias regiones del país.
Y recientemente, el secretario de Hacienda y Crédito Público, Rogelio Ramírez de la O, no le quedó más remedio qué decir que la desaparición de la Financiera Rural “dejó un enorme hueco en el campo mexicano”.
A esta cadena de fracasos de la “cuarta transformación” que de manera sorprendente están siendo reconocidos por este gobierno y de manera especial por el Presidente, podrían seguir colocándose muchos eslabones más.
A poco más de 70 días de concluir su mandato, las propias palabras de los responsables de conducir esta nave nacional, están reconociendo que no supieron gobernar, pero los hechos nos dicen que en política, resultaron unos grandes triunfadores.
Los botones de muestra de su fracaso son innegables.
En materia de Salud, desaparecieron un “seguro popular” que si bien no era perfecto, sí solucionaba en gran medida la atención médica para millones de mexicanos que no cuentan con alguna institución médica oficial.
Se creó el Instituto Nacional para la Salud y el Bienestar (INSABI) y tuvieron que desaparecerlo ante lo estrepitoso de su caída.
En el tema de los medicamentos, al suspender las compañías distribuidoras, AMLO dejó sin atención médica a millones y hasta ahora se ha enredado tanto la madeja, que una ocurrencia parecería más bien una broma: Crear una “megafarmacia”, la que jamás ha funcionado bien.
El admitir que no pudo con el delito de la extorsión, es reconocer solo una parte del negro mundo de la inseguridad y violencia que no pudo resolver con su estrategia de “abrazos y no balazos”. El pueblo de México, en este aspecto, está abandonado a su suerte.
Es el sexenio más violento de la historia con más de 192 mil homicidios hasta este momento y una política de fomento al odio desde palacio nacional, que ha roto con los grandes valores nacionales de unidad y solidaridad de las y los mexicanos.
Ramírez de la O, solo hizo mención de uno de los cientos de fideicomisos que el Presidente desapareció argumentando que habían sido manejados por corruptos, pero nadie entró a la cárcel por ello y la bolsa de miles de millones de pesos se hizo inmensamente grande para el exclusivo manejo discrecional de López Obrador.
Financiera Rural era el apoyo para los hombres del campo. Sin esa institución, el hambre mostrará su rostro muy pronto.
Lo mismo con el llamado Fondo Nacional para los Desastres Naturales (FONDEN). Ante la furia de la naturaleza, el único apoyo que obtuvieron los afectados fueron las declaraciones surgidas desde la “mañanera”. Hay muchos ejemplos del desastre desatendido. Como muestra está el huracán “Otis” en Acapulco, en donde fueron abandonados el puerto y sus pobladores.
Existen grandes reconocimientos al Presidente por haberse convertido en un fenómeno político, saber comunicar solo aquello que a su interés convenía, manipular la información y dirigirse solo a los pobres, a quienes demostró querer tanto, que hasta los multiplicó.
Pero el gran reproche nacional y su lugar en la historia, se definirá por el extraordinario fracaso que tuvo como gobernante. Nada le funcionó.
COMO NO faltan “prietitos en el arroz”, los yaquis de Lomas de Guamúchil hicieron a un lado los grandes beneficios anunciados por el gobierno federal a través de su “Plan de Justicia” para esa etnia y se dieron el lujo de estrangular y tomar la carretera federal número 15, como una forma de exigir respuestas a sus peticiones… ¿Cuáles?… Las de siempre… Apoyos económicos, agua, tierras… Ayer el gobernador Durazo sostuvo una reunión con ellos y, de plano, les habló lo más claro que pudo, al decirles: “No tienen ninguna necesidad de tomar la carretera, si me pueden ver cada vez que les dé la gana” … Al hacer política, el gobernante ofrece, negocia, pero también exige… Todo tiene su límite… Sobre todo cuando se viola la Ley.