Olor a Dinero
Por: Feliciano J. Espriella
Viernes 22 de marzo de 2024
Inclusión laboral de personas con discapacidad
El pasado 12 de marzo en este espacio abordé el tema de la “Agenda pública por la discapacidad 2024”, la cual fue dada a conocer días antes por una organización de nombre “Coalición por la discapacidad Sonora”. En dicho documento se expone la problemática que viven las personas con discapacidad sobre ocho temas esenciales.
El primero de los temas “Inclusión laboral”, es precisamente el enfoque de esta entrega. Lo abordo no por ser el primero en la lista sino porque en mi opinión es el más importante e incide en varios de los otros siete.
Existen leyes que reglamentan y obligan a empresas e instituciones públicas con más de 20 plazas laborales a contratar el 5 por ciento a las empresas privadas y el 3 por ciento a las gubernamentales, pero lamentablemente son muy pocas las entidades que las observan. Sobre esto, Gaby Quintero, presidenta de “Comunidad ciega y baja Visión, A.C., nos comentó a los periodistas de la Mesa Kiosco Mayor, lo siguiente:
“Según cifras del Inegi hay un rezago del 30% de personas con discapacidad que no tienen trabajo y dentro del 70% que están activos se encuentran muchas realidades diversas.
“Muchas veces son personas que se dedican a oficios cuando su profesión y experiencia estaba enfocada hacia otra parte y pongo como ejemplo a las personas con discapacidad que los encontramos en la calle vendiendo dulces. Esas son realidades que cruzan a la población con discapacidad y es también lo que estamos intentando cambiar”.
Empero, el aspecto que quiero tratar en esta ocasión se refiere al enfoque humanitario y los efectos que puede generar la opción de empleo en personas con impedimentos físicos o mentales.
El trabajo remunerado no solo proporciona ingresos a quienes lo devengan, también les da un sentido de dignidad, de autonomía, al tiempo que permite a las personas con discapacidad contribuir a la sociedad y desarrollar habilidades. Pocas cosas le dan un sentido de dignidad a un ser humano como el ser capaz de hacerse cargo del sostenimiento de su persona y poder sufragar sus necesidades.
Tener un empleo aumenta la autoestima y la confianza en sí mismas de las personas, tengan o no discapacidad. Sentirse productivas y valoradas es esencial para el bienestar emocional de cualquier ser humano y con mucha mayor razón para quienes la vida las ha puesto en desventaja frente a los demás.
El trabajo remunerado permite a las personas con discapacidad ser menos dependientes de la asistencia social o familiar. Pueden tomar decisiones sobre su vida y recursos sin el bochorno de esperar a que se lo proporcionen, o peor aún, tener que pedirlo.
En resumen, permitir que las personas con discapacidad realicen trabajos remunerados no solo les beneficia a nivel económico, sino también a nivel emocional y social. Es un paso hacia la inclusión y la igualdad de oportunidades.
Sin embargo, existen desafíos. Las actitudes negativas de patrones y supervisores pueden afectar el desempeño laboral de las personas con discapacidad. Además, existen multitud de barreras físicas y sociales en los centros de trabajo que dificultan la participación plena y limitan las posibilidades de realizar una labor eficiente, lo cual generalmente es imputada a la condición de discapacidad de la persona, más que a los obstáculos que lo impiden.
En realidad, en la práctica está plenamente demostrado que cuando a una persona con discapacidad se le acepta sin cortapisas y se le permite desarrollar su labor sin obstáculos que limiten su desempeño, la calidad de su trabajo y su eficiencia está a la altura de cualquier otro colaborador sin impedimentos. Y muchas veces es superior.
En Sonora hay 145 mil personas que tienen alguna discapacidad y merecen atención. Es necesario conjuntar esfuerzos en los que la sociedad, el gobierno y las organizaciones que las aglutinan realicen acciones concretas encaminadas a allanarles los obstáculos que hoy por hoy les limitan el desarrollo y les impiden vivir a plenitud. Además, en muchas ocasiones y sin desearlo, inhiben el crecimiento y desarrollo de sus familiares.
En ese sentido, Gaby Quintero nos comentó: “No se trata únicamente de trabajar con la discapacidad y eso es algo que muchas personas no entienden, si trabajas por la causa de la discapacidad no únicamente impactas a 145 mil personas.
“Esas 145 mil personas son integrantes de una familia que muchas veces por no poder o no saber cómo empoderar la autonomía o independencia de una persona con discapacidad, se quedan sin crecer; los cuidadores dejan actividades que les gustaría realizar o que pudieran ser parte de su desarrollo profesional, y que necesitan también de un impulso”.
Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima
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